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viernes, febrero 17, 2006

El idioma de los argentinos 1

Dedicado a Roser, que me echó el guante en su weblog
En busca del fuego

Borges escribió un libro o un ensayo con este título, pero es una de las pocas cosas de Borges que no he leído (creo), tampoco tengo acceso a él ahora, lo que es una pena.
El idioma de los argentinos, me parece, es el producto de diversas mezclas, como casi todos los idiomas. La base es el español o castellano, pero a él se agregan todo tipo de préstamos, por ejemplo de las lenguas de los pueblos indígenas de América: la célebre expresión "ché" parece que no viene del valenciano, sino del araucano, en el que significaba "hombre". Los araucanos eran los indios que vivían (y supongo que alguno quedará) en Chile. Su lucha contra los españoles la cuenta Alonso de Ercilla en La Araucana, que era uno de mis libros favoritos de infancia: lo leí al menos diez veces en una impresionante edición con ilustraciones. Creo que conocí antes esta imitación de La Ilíada que la propia Ilíada. Lo curioso es que aunque el cronista es español, es obvio que sus simpatías están con sus enemigos, con Lautaro, Caupolicán, Galbariño, Colocolo, Rengo y tantos otros bravos indios. Pero ese es otro tema.
Vuelvo al idioma de los argentinos. Además del español y de los vocablos indígenas y gauchescos, ha recibido un montón de palabras de las diferentes oleadas de emigrantes, y también posee ciertas particularidades como el deslizamiento de la acentuación y el uso del "vos", de las que hablaré en otro momento.
Por ahora me referiré sólo a tres aspectos del argentino: el verre o vesre, el lunfardo y los argentinismos.

El lunfardo y los argentinismos
El lunfardo es esa lengua que se usa en los tangos.
Por ejemplo:
"Me engrupiste bien debute

con el cuento e' la tristeza,
pues creí que te morías
si te dejaba amurao..."

Que se podría traducir más o menos por:
De bute: bien a fondo, a base de bien. Yo diría que es el origen del dabuten que se empezó a emplear en España hacia los años 70. Pero quizá el prestamo haya sucedido al revés. Yo tengo la intuición de que el origen podría ser alemán a través de "Das Gutt", pero esto es una etimología fantástica que me he inventado.

Amurao/amurado: abandonado. Amuro significa cárcel, no sé si por que la cárcel es fundamentalmente un muro, así que amurao debe tener alguna relación con el abandono en que queda un recluso, allí solo, frente al muro.

No estoy muy seguro de que estas etimologías no sean meramente platónicas, es decir, falsas, pero voy fabulando sobre la marcha, mezclando lo que me viene a la cabeza. Ya habrá tiempo para correcciones: a veces el error es más interesante que la verdad.
Acabo de descubrir que amurar viene en realidad del genovés, así que todo eso del muro seguramente no tiene sentido, pero me invento sobre la marcha otra etimología: amurar podría venir del latín a través del genovés, de la palabra mores, costumbres, maneras sociales (moral, moralidad): O tempora, o mores, !Oh tiempos, oh costumbres! se refiere a cómo cambian las modas y los usos sociales. Así que el abandonado sería aquel que ya no está en las costumbres, en el vivir de la sociedad, que ya no se relaciona con los otros. Amoral: sin moral,
amurao: sin relación social. Y dando una gambeta conceptual podemos volver al muro de antes, pues de mores vine morada, y la morada está hecha de muros, así que el abandonado puede ser el que está fuera de los muros, que no tiene casa o morada (justo lo contrario, pero no del todo, que en el caso de la cárcel: el encarcelado no está entre muros que le protegen, sino que le aislan).
El lunfardo suele considerarse un lenguaje de delincuentes, creado para que los otros, y especialmente la cana (la policía) no te entiendan, y en eso se parecería al caló. Sin embargo, el caló que se usa en España no es exactamente un lenguaje de delincuentes, sino de gitanos, un dialecto gitano. Lo mismo sucede con el lunfardo, a pesar de que hay mucha polémica acerca del asunto: unos dice que es un habla de delincuentes que ha impregnado el habla popular y otros que es al contrario. Lunfardo es la palabra que usaban los delincuentes para describirse a sí mismos, por cierto.
Hace poco se ha descubierto un diccionario de argentinismos, escrito en 1873 y nunca publicado, que parece apoyar la idea del origen popular (aunque, obvio, algunas palabras procederán de círculos de delincuentes).
Una de las sorpresas que ha deparado ese diccionario es la ya mencionada del origen araucano de "ché".
Otra palabra de ese diccionario precoz que tienen mucha relación con el lunfardo y el tango, y que utilicé hace unos párrafos, es gambeta.
Gambeta: Zigzag súbito para esquivar.
Aquí la etimología sí que es clara, gambetear viene del italiano gamba (pierna) y tiene una gran riqueza de sentidos, dependiendo del contexto, pero siempre con una cierta idea de esquivar, pasar como se pueda. Una gambeta es en futbol una jugada hábil de piernas que esquiva al contrario, con un cierto engaño a veces. Supongo que tiene relación con lo que en ajedrez se llama "gambito", que es un engaño tendido al otro jugador y que implica un sacrificio del que se obtendrán mayores beneficios. Por ejemplo gambito de torre en el que se ofrece una torre al ansioso contrario que, al comerla, queda en una posición perdedora, o el gambito de dama, el más impresionante, puesto que se entrega a la pieza más poderosa del tablero.
Hay un tango delicioso en el que se dice:
"Cuando vos pobre percanta
gambeteabas la pobreza
en una casa de pensión"


Aquí se ve el rico sentido de gambetear, pues lo que se dice es: "Esquivabas la pobreza en una casa de pensión".

La diferencia entre los argentinismos y el lunfardo no está del todo clara, y parece razonable que todas las palabras del lunfardo deben incluirse en un diccionario de argentinismos, pero tal vez no se podría hacer lo inverso: no todos los argentinismos son vocabulario lunfardo, entre otras cosas porque el lunfardo no es propio de Argentina, sino de Buenos Aires. José Gobello lo define como: "Vocabulario compuesto por voces de diverso origen que el hablante de Buenos Aires emplea en oposición al habla general".
Y añade Nora López:
Otro aspecto importante es que el uso de esas palabras es absolutamente consciente: uno sabe que existe la palabra mujer, pero a veces decide emplear mina; uno conoce la palabra dinero, pero en ocasiones elige guita. Esta podría ser una
distinción entre lunfardismo y argentinismo: a veces, sin saberlo, usamos palabras con un sentido que no es el que aparece en el diccionario. Cuando usamos recova, no lo hacemos con la intención de darle a nuestro discurso un toque divertido, porteño, interesante, juguetón, o que nos haga aparecer como conocedores: simplemente, no conocemos la palabra soportal.
(Nora López en Qué es el lunfardo)

Porteños, por cierto, son los habitantes de Buenos Aires y no hay que cometer el error de llamar a todo argentino porteño, porque las relaciones entre los porteños y el resto de Argentina son, bueno, digamos que medianamente cordiales. Es el mismo error que se comete cuando se llama cariocas a los brasileños: lo cariocas son sólo los de Río de Janeiro.
Sobre si el lunfardo es o no un idioma, sigue contando Nora López:


Por último, José Gobello, en su libro Aproximación al lunfardo, explica por qué no considera al lunfardo un idioma, un dialecto ni una jerga: entre otras cosas, porque carece de sintaxis y gramática propias. Quien emplea palabras lunfardas, piensa en español, usando las estructuras y la gramática castellanas, y luego reemplaza una o más de esas palabras por sus sinónimos lunfardos.

En conclusión, el lunfardo, como los argentinismos, es un vocabulario, no un idioma.
Pero el argentino, no se limita a tener un amplísimo vocabulario que lo diferencia del castellano de España y de ottros países, sino que tiene otras particularidades llamativas. Una de ellas es el verre.

EL VERRE
El verre o vesre es como su nombre indica hablar al revés (vesre). Es decir, intercambiar las sílabas de las palabras. Yo conocí hace años a un porteño de la paternal (barrio castizo de Buenos Aires) llamado Mazzucceli, que mezclaba lunfardo y verre con toda naturalidad y era un delicia escucharle.
Aunque también el vesre parece haber nacido para ocultar lo que se dice, algunas palabras se han incorporado a la lengua cotidiana, como feca, café o llobaca, caballo, que ahora yo recuerdo de un tango divertidísimo que espero poner aquí. La gracia del asunto es que a veces el vesre actúa sobre un argentinismo o un lunfardismo, con lo que resulta todavía más difícil de desentrañar para un hablante de castellano que no sea porteño, ni argentino, ni uruguayo. Por ejemplo con la palabra japi, que es el verre de pija, que en argentina significa pene.


Si quieres saber más del lunfardo puedes leer el interesantísimo artículo de Nora López, que no sólo examina el lunfardo en el tango, sino también en el rock: Qué es el lunfardo

Sobre el vesre hay una entrada en la wikipedia que incluye un pequeño vocabulario: verre